martes, 2 de noviembre de 2010

Javier Calvo: "Intento aportar algo como actor"


Ángel Caballero/Mira a cámara Pertenece a una de las últimas generaciones de actores jóvenes que ha dado este país. Empezó a trabajar con quince años, se dio a conocer gracias a Física o Química, tiene las ideas muy claras y no está dispuesto a esperar sentado a que suene el teléfono, porque como él dice: “hay que moverse”. Ahora estamos ante un Javier Calvo más adulto que se prepara para volver al medio en el que empezó, el teatro, con la obra Aurora.
Mira a cámara: He leído que empezaste haciendo teatro, nada más y nada menos que a los once años.
Javier Calvo: Sí, pero era un teatro muy amateur. Fue el primer contacto que tuve con el mundo de la interpretación. Vivo en Las Rozas y me apunté a una compañía de teatro de allí, en la que todos eran adultos y yo el único niño, por lo que siempre hacía todos los personajes infantiles. Mi padre me firmaba autorizaciones para poder ir, de pueblo en pueblo, haciendo las representaciones.
M.a.c: Entonces, parece que es cierto eso de que el actor se hace en las tablas…
J.C: Yo creo que cada actor es un mundo, y cada uno se hace de una forma distinta. No hay ningún patrón a seguir para llegar a ser un buen actor, porque hay grandes profesionales que no han hecho mucho teatro. Lo que es cierto es que es un buen comienzo y puede ser una buena escuela.
M.a.c: Ahora vuelves al teatro después de algunos años. ¿Qué tal ha sido el reencuentro con el medio?
J.C: Todavía estamos con ensayos y preparando los personajes. Te confieso que tengo miedo de volver a estar encima del escenario, con el público delante y de reencontrarme con todos esos sentimientos. También estoy muy ilusionado de poder hacer un texto tan bueno, acompañado de grandes compañeros.
M.a.c: ¿Qué nos puedes adelantar de este proyecto?
J.C: Es una obra que se titula Aurora, y está ambientada en la España de los años treinta. Es un drama que toca unos temas bastante fuertes y delicados, pero creo que va a gustar mucho.
M.a.c: ¿Cuándo empezaste a tomar un contacto más profesional con la industria?
J.C: Estaba en mis clases de interpretación de Las Rozas, y vino una chica de Kuranda para informarnos de que iban a hacer un casting de “caras nuevas”, y que podía presentarse quien quisiera. Sin saber muy bien a dónde iba, hice las pruebas y me cogieron. Yo tendría unos catorce años y a los quince entré en Física o Química.
M.a.c: ¿Qué es lo mejor que te ha pasado gracias a esta serie?
J.C: A Física… le debo muchas cosas. Era muy pequeño cuando entré y he crecido con la serie. He madurado al mismo tiempo que maduraba mi personaje, y he aprendido muchísimo, no sólo como actor, también como persona. También tuve la suerte de vivir experiencias que no suele tener un niño de esa edad, y eso me ha servido para definirme mejor como persona.
M.a.c: Imagino que también habrás tenido que sacrificar otras cosas. ¿Cuáles han sido las consecuencias?
J.C: Todos sabemos cuales son. Es muy duro que, en ocasiones, no puedas andar por la calle y cosas así, pero yo prefiero quedarme con las cosas buenas. Este trabajo ha sido un punto de inflexión en mi vida y en mi carrera, que me ha aportado mucho, y tengo que estar agradecido por ello.
M.a.c: Eres uno de los pocos actores que todavía no ha abandonado Física o Química. ¿No te asusta encasillarte?
J.C: Pienso en eso desde hace tiempo y sé que es una cosa que está ahí, pero yo creo que eso de “encasillarse” ya ha pasado un poco de moda. Antes las cosas estaban planteadas de otra forma, y la tele y el cine no iban tan de la mano como ahora. El verdadero problema no es que te encasille la gente, es que te encasilles tú como actor. Cuando llevas mucho tiempo en un sitio, te sientes cómodo, y te olvidas de que puedes hacer otras cosas.
M.a.c: Interpretas a un joven homosexual en un instituto. ¿Has observado el trabajo de otros compañeros, como el de Alejo Sauras en Al salir de clase, para preparar tu personaje?
J.C: No es que haya mirado el personaje de Alejo para crear mi papel, es que yo crecí con esa serie. Nunca he observado a otros personajes por el hecho de que fueran gays. En mi caso, cuando preparé mi papel, analicé todas las características que tenía el personaje y, una de ellas, fue que era homosexual. Nunca he pretendido que su eje central fuera su orientación sexual. Pienso que si pones por delante que es gay, antes de que sea una persona, puedes caer en hacer un estereotipo.
M.a.c: ¿Te molesta que el público confunda al actor con el personaje?
J.C: No, porque es algo que entiendo perfectamente. Lo que me gustaría conseguir es que, con los años, me conozcan por mi carrera y no por un trabajo que haya hecho.
M.a.c: Te expresas y respondes muy bien a las preguntas. En algunas series te ponen un asesor que te enseña a cómo controlar estas situaciones, y el trato con la prensa. ¿Ha sido tu caso?
J.C: No, en absoluto. Lo que si me pusieron fue un coach, cuando empezamos, para ayudarme a preparar el personaje. También nos juntaron a todos un mes antes de empezar a grabar para que nos fuéramos conociendo y haciendo dinámica de grupo. A contestar a las preguntas he aprendido a base de ir concediendo las entrevistas que he ido haciendo a lo largo de estos años.
M.a.c: ¿Crees que dejarse ver en algunos eventos es una buena forma de promocionar tu carrera como actor?
J.C: No lo sé. Voy a estrenos y demás porque me apetece y no para promocionarme. Intento seleccionar los sitios a los voy, ya sea por encontrarme con algunos amigos, por ver una película que me interesa o, simplemente, para pasármelo bien. Recuerdo que, al principio, como era la novedad, iba a los showrooms para vestirme para estos eventos, pero ahora suelo ir siempre con mi ropa, y no pienso demasiado en lo que me voy a poner.
M.a.c: Tienes el reconocimiento público, pero ¿Te gustaría obtener el de la crítica?
J.C: Cuando haces una serie de adolescentes es muy fácil que mucha gente no te tome en serio como actor, al margen de la calidad que tenga tu trabajo, o el producto en el que estés. Considero que hacemos un gran trabajo, pero entiendo que si quieres que te valoren tienes que compaginarlo con otros proyectos. Yo sí busco ese reconocimiento y por eso estoy tan ilusionado con la obra de teatro que estamos preparando, porque es algo muy diferente a lo que llevo haciendo todos estos años.
M.a.c: Has realizado algunos cortos. ¿Consideras que es un buen medio para experimentar?
J.C: No solo para eso, también se puede aprender mucho. He trabajado con directores que tienen un talento enorme y que sé que van a hacer cosas muy grandes. Otra de las ventajas de los cortos es que puedes trabajar con una presión menor que cuando haces cine o televisión. El ambiente es mucho más distendido y no tienes tanta responsabilidad. Hay que animar al público a que vean más cortos, porque hay muchas pequeñas, pero grandes historias que merece la pena ver.
M.a.c: ¿Qué criterio sigues a la hora de elegir un proyecto de corto?
J.C: Me gusta mucho el cine, soy un gran aficionado y sé reconocer cuando una historia me gusta. Creo que tengo bastante buen criterio para eso.
M.a.c: ¿Cómo preparas tus personajes?
J.C: Sobre todo guiándome por mi intuición. Me leo el guión e intento comprender al personaje y saber por qué hace lo que hace y piensa como piensa. Me suelo dejar llevar por lo que voy sintiendo cuando leo el guión. Luego, cuando lo he leído unas cuantas veces y tengo la esencia del personaje, intento hablar con el director para crear su vida y el pasado que ha tenido. Una vez tengo todas estas vivencias, empiezo a vivir su presente.
M.a.c: ¿Te asusta pensar que tu carrera podría acabar aquí?
J.C: Es algo que, como a todo el mundo, se me ha pasado por la cabeza. Lo único que yo puedo hacer al respecto es intentar que no suceda aportando algo diferente como actor. Creo que si das algo distinto no tienes que quedarte por el camino, porque no eres uno más. No soy una de esas personas que se puede quedar sentada esperando que suene el teléfono. Hay que moverse, y si mi carrera acaba aquí, me iré a Inglaterra o a Francia e intentaré que siga allí.

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